Calcetín con Rombos Man (Caras)

Calcetín Con Rombos Man

Los niños ya no son los de antes, y es por eso que a Roberto Nicolini, a Guru-Guru, a Marcelo, a Epidemia, al Profesor Rossa y a don Carter los dejó el tren.

La misma suerte corrió hace poco una de mis amigas del bridge. Un día cualquiera su hijo de seis años le preguntó por qué diablos le seguía hablando entre añuñúes, tipo cómo-tá-el-ñiño-más-ñindo-del-muno, cuando resulta que él le entendía perfectamente si ella no le hablaba como subnormal.

Es que los niños de ahora se criaron con la televisión. ¿Ha visto Nickelodeon? ¿O Cartoon Network? Pasa que allí se trata al cabrerío como a una tropa de gente lista, que lo son. Nada de ha-blar-les-len-to, ni de tonito paternalista acompañado de muecas o sonrisas bobas. De igual a igual, nada más. Sin subestimarlos. Y con humor. Mucho.

Eso lo entendieron en Aplaplac, la productora de Pedro Peirano y Alvaro Díaz (Plan Z, Factor Humano). Sólo así pudieron dar forma a 31 Minutos, el noticiero central de Tronia, la franja infantil de TVN, y el aporte más refrescante, lúdico, inteligente y económico que hay en la vilipendiada tele criolla. ¿Sus ‘rostros'? ¡Puros títeres!

Su presentador es Tulio Triviño, una especie de Bernardo de la Maza (más entretenido, eso sí), con el secreto deseo de dominar el mundo (a lo Pinky y Cerebro). En ese rasgo se parece a los egresados de la casa-estudio. Como se trata de un noticiero con todos los clichés y modos periodísticos que ‘impone' la regla, 31 Minutos también tiene sus reporteros-estrella: el encargado de la insufrible ‘encuesta diferente' es Mico el Micófono (un micrófono parlante que entrevista sólo transeúntes-títeres), y el encargado de ‘darle sustento' al informativo es el conejo Juan Carlos Bodoque, con sus ‘notas verdes' (una excusa para incluir contenidos ambientalistas, la razón por la que este programa se ganó el fondo del Consejo Nacional de Televisión).

Para que no quede todo como un noticiero cliché, el de Díaz y Peirano tiene su propio súper héroe: el ya mítico Calcetín con Rombos Man. Créalo: en su televisor aparece un calcetín huacho.

Como verá, producir todo este cuento debe costar tres pesos cuarenta más dos Coca Cola. Casi tan barato como Tocando las Estrellas. Pero a ese reality se le ve la hilacha. A 31 Minutos, no. Y eso que sus protagonistas son de género.