La última aventura de 31 Minutos (Glamorama, de La Tercera)

28 de marzo de 2008

La última aventura de 31 Minutos

Por Cristina Alzate

Foto: Nicolás Abalo.

Alvaro Díaz y Pedro Peirano, los creativos tras Juan Carlos Bodoque y compañía, dicen que les gustaría seguir haciendo películas, que alguna vez les pidieron escribirle canciones navideñas a Christell y aseguran que lo que menos quieren es llegar a ser como Pin Pon.

Los Muppets primero que todo. Y después, muchas cosas a la juguera. Desde películas de aventuras submarinas y piratas de los años 70 hasta Willy Wonka y La Fábrica de Chocolate ("pero la original, aunque la otra también es buena") y algo de la estética de James Bond. Esos fueron algunos referentes que tomaron Alvaro Díaz y Pedro Peirano para crear y dirigir 31 Minutos, la Película, que se estrenaba ayer en cines. El resultado es un filme donde Juanín Juan Harry se ve en peligro cuando Cachirula, la flamante nueva villana, quiere incluirlo en su colección de animales únicos. Al rescate llegan Tulio Triviño y compañía. Desde ayer, 31 Minutos compite mano a mano con otra película chilena: Mirageman. ¿Qué tiene Tulio Triviño que no tenga el primer superhéroe criollo? "Tulio tiene sólo chaqueta y corbata, no tiene traje ni máscara", responden.

La aventura cinematográfica partió del convencimiento de Peirano y Díaz de que había que sacar al programa del set de televisión. Y lo hicieron, con escenas que incluso los llevaron a filmar en alta mar. "Hicimos una tormenta en un yate con todos los titiriteros metidos adentro. Todos mojados y mareados", cuenta Peirano, recordando una de las partes más complejas del rodaje, junto con una escena de guerra para la que debieron construir varios sets.

Pero para llegar a eso las cosas tomaron su tiempo: al finalizar la primera temporada del programa de TVN ya tenían la idea de convertirlo en película. A partir de ahí desarrollaron el proyecto paralelamente, hasta dar el salto a la pantalla grande. "Si podíamos invertir nosotros mismos plata y trabajo, y podíamos convencer a gente de invertir y teníamos personajes e historia, dijimos: 'Hagamos una película. Eso es lo que queremos hacer'", apunta Peirano. Al momento de armar la historia, tenían claro adónde querían apuntar. "Aquí no hay parodias, pero sí un espíritu de las películas antiguas de aventuras, de piratas, folletinescas", explica Peirano. Mientras, Díaz detalla los referentes que los influyeron. "A mí me encantaban las películas más raras de niños que había a principios de los 70. Ciertas estéticas más oscuras, como las del Capitán Nemo o la del Nautilus. Hay estéticas que a uno le llamaban más la atención, que son más raras y que son muy propias de los 60", asegura. Y lanza un ejemplo. "La mala (Cachirula) tiene una estética muy James Bond en su set de cosas. Son cosas que uno las tiene incorporadas como cosas que le provocan algo".

Y ahí se revela la otra gran inspiración de 31 Minutos, La Película: las películas animadas de Pixar y el Disney de la vieja escuela. "Las grandes películas que se siguen haciendo, como las de Pixar, son cintas donde hay una pérdida, donde hay una búsqueda, donde hay la angustia de algo que puede fallar. Porque la vida de los niños es muchas veces así. Emociones que traspasan todas las épocas", dice Díaz, mientras que Peirano lo complementa: "Hay una fe en la historia de ellos. No solamente una autoparodia".

No a Pin Pon, sí a Mazapán

Con tres temporadas en TV, 31 Minutos se transformó en un instantáneo clásico televisivo. Su dupla creadora se apura en zanjar el tema: "Ojalá que no nos parezcamos a Pin Pon. Si vamos a tratar de estar volviendo a la televisión, constantemente, con algo que nadie lo pide ya, o sea....", dicen con espanto. Y Díaz propone una alternativa: "Para mí siempre ha sido súper digno lo de Mazapán. Eran unas señoras que hacían lo suyo y lo hacían muy bien. Era muy honesto y cuando se casaron o se aburrieron, se retiraron muy dignamente. No me imagino a las señoras tratando de enchufar Mazapán ahora".

En lo inmediato, Díaz-Peirano analizan los pros y contras que han logrado con 31 Minutos. Entre los dividendos está el hacer las voces de los muñecos. Díaz, por ejemplo, es el encargado de hacer a Juan Carlos Bodoque y comenta que "se transforma en un buen canje. Si alguien te hace un favor o te presta algo, después te dice: 'Oye, grábame un saludo para la Pascua'. Uno dice por supuesto. Es una buena moneda de cambio". Pero agrega que con sus hijos la cosa no es tan clara: "Ellos tienen una relación poco asumida con los monos. Viven un poco con 31 Minutos, porque la casa hasta puede servir de set. Pero para mí es súper bonito, porque es una manera de comunicarme con ellos".

Entre los contras están las ofertas imprevistas. Y cuentan una anécdota: hace unos años los llamaron para hacer un disco navideño con Christell, la ex chica del programa Rojo. "Fue demente. Dos semanas después de que la cabra estaba vomitando en la tele nos llamaron. Fue escandaloso también y obviamente uno dice que no", recuerdan.

Lo que tienen claro es que 31 Minutos, La Película, es la primera apuesta. Pero quieren ir por más. Hacer más películas. ¿Y el programa de TV infantil tiene futuro? No lo saben. Por ahora, sólo están pendientes de que las cosas resulten en la cartelera local. Para recuperar la inversión y seguir contando historias en la pantalla grande.