31 minutos, la película (La Tercera)

Estrenos

31 minutos, la película

★★★★☆

27-03-2008

Marcelo Morales

El rotundo éxito de 31 minutos desde su aparición en la televisión, en el 2003, hizo crecer tanto a sus personajes que sus creadores Pedro Peirano y Álvaro Díaz consideraron natural que el final de sus aventuras fuera en la pantalla grande. Y aunque esta apuesta puede sonar tan pretenciosa como arriesgada, el traslado al cine de los muñecos arroja un resultado más que digno dentro del panorama del cine infantil.

Tratando de equilibrar la entrega de un mensaje edificante —el valor de la amistad— junto a momentos hilarantes, 31 minutos, la película logra divertir a grandes y chicos. Los mejores momentos se encuentran sobre todo en el inicio, cuando los muñecos reflejan los caprichos, excesos e hipogrecías del mundo televisivo. Así, mientras el engreído Tulio Triviño vive en una mansión, Juan Carlos Bodoque habita en un basurero. Todos se sostiene, como siempre, gracias al abnegado productor Juanín Juan Harry, quién es secuestrado por la malvada Cachirula, una niña caprichosa que obliga a todos los monos a unirse para derrotarla.

Es aquí, pasada la media hora, donde la película pierde fuerza. En el afán de seguir acentuando la mencionada lección moral, con el titánico rescate de Juanín, se deja de lado el fresco humor que caracteriza a la serie. Bromas más básicas y predecibles, y una villana que nunca logra la suficiente potencia para imponerse al resto, demuestran la falta de experiencia cinematográfica de Peirano y Díaz. A los directores les cuesta sacar a los monos del set del noticieario y situarlos en grandes espacios (los encuadres de la cámara no siempre son los correctos). En cuanto al guión, afloran las dificultades de transformar 30 minutos de TV en hora y media de cine.

El ingenio, cualidad que siempre ha caracterizado a la dupla de realizadores, vuelve a aparecer hacia la parte final, cuando se recupera el equilibrio entre mensaje y diversión. Es lo que caracteriza, a fin de cuentas, a Willy Wonka y la fábrica de chocolates, por nombrar un clásico infantil.

Esta despedida a lo grande de 31 minutos no es redonda, pero es correcta. Como ocurrió recientemente con Los Simpson, los mejores recuerdos de Tulio y compañía estarán en la serie y no en la película.