Anuncian creación de comunidad “oficial” (www.planetaluchin.cl)

31 Minutos: Anuncian creación de comunidad “oficial”.

Onda revolucionaria de los trapos parlantes parece no abandonar su intensidad.

No se trata de un anuncio oficial, ¿qué podría serlo si se trata de 31 minutos?. La cuestión es que todo indica que el programa infantil que transmite Televisión Nacional de Chile, se parece cada vez menos a un “boom” y cada vez más a un fenómeno social que todos han tratado de analizar para llegar a las más descabelladas conclusiones, finalmente, se trata de trapos que hablan, cantan y cuentas chistes, protagonizan un noticiero que no dice la verdad, transmitido desde un canal que además se mueve a partir del más descarado tráfico de influencias. Cualquier coincidencia con la realidad, ¡¡es porque se trata de la realidad!!.

El correo electrónico del Planeta Luchín, ha recibido innumerables mensajes de personas que a través de la red, han tenido acceso a una noticia sobre 31 minutos que publicáramos hace un mes -agosto- a propósito de los resultados del Policarpo Top Awards. Entre los mensajes recibidos, es que se anuncian los avances que tendría por estos días la creación de una comunidad virtual sobre los 31 minutos.

Los protagonistas de esta nueva historia articulada a partir de los trapos parlantes, son esencialmente personas jóvenes, muchos de ellos profesionales, que han encontrado en el titireterismo un objeto de culto y sociabilidad. Por razones de seguridad, no estamos en condiciones de dar mayores antecedentes al respecto, sólo sabemos que pronto anunciarán públicamente la constitución de esta nueva comunidad virtual.

Las consecuencias inesperadas de un fenómeno.

Constituyen normalmente la última y más barata opción de regalo cuando hay que llevar a los niños a algún cumpleaños, son recibidos con frases de mentira tales como “mira que lindo el muñeco” y muchas veces los adultos no logran diferenciarlos de una marioneta, pero son los títeres.

En el complejo mundo de los títeres, hay visiones distintas respecto del fenómeno 31 minutos. Los testimonios son desgarradores. Habla El Murci, un títere murciélago al que le falta un ojo: “Yo, antes de 31 minutos, pasaba tirado en la pieza de los niños, la verdad es que no me pescaban mucho...cuando me compraron en el supermercado caché al tiro pa' donde iba mi destino. Al principio, no me quejo, la pasábamos bien con los niños, incluso de repente hasta el papá se tiraba sus chistes conmigo, pero eso no duró más de una semana, lijerito ya estaba mordiendo el polvo del olvido debajo de la cama, ¿Usted cree que alguien preguntó donde estaba yo? No po'h, a la gente le importan más los juguetes con pilas, los juguetes electrónicos, esos que tiran bombas y rayos y toda esa parafernalia belicosa. Una vez me preguntaron qué era lo que más me gustaría en la vida de trapo, y yo respondí sin vacilar: que inventen un títere con baterías, con armas y cuchillos, sería mortal, porque solo de esa manera la gente nos tomaría de verdad en cuenta. Pero igual vino 31 minutos y nos salvó, ahora los niños como que te respetan, cáchate que incluso el otro día la mamá hasta me lavó !!, me metió así en la lavadora, y después por la secadora, quedé un poco mareado pero estuvo bacán, calentito, crespito, de hecho por estos días anda buscando su botón pa' parcharme el ojo que me sacó el perro. Todo esto se lo debo a los 31...¡¡ aguante la revolución de los trapos, hay títeres para rato !!”.

No obstante el cálido sabor de la esperanza que muchos muñecos han podido probar en el último tiempo, muchos de ellos se sienten ahora como trapos de segunda categoría, este es el testimonio de Lord Cacharnaca, un títere que viene de una larga tradición, su bisabuelo llegó a Chile en barco, cuando finalizaba la década de los cuarenta, y Cacharnaca asegura que sus trapos -lejos de estar sucios- son más bien tremendamente finos. “Hasta el inesperado advenimiento de 31 minutos, mi sitial en el hogar al que fui incorporado luego de una elevada transacción comercial, era de gran importancia, tenía –por así decirlo- un trato preferencial entre la amplia oferta recreativa que la hija única de este matrimonio tiene a su alcance, pero desde que la pequeña comenzó a ver ese escándalo televisivo que llaman 31 minutos, todo este mágico y privilegiado mundo, se ha desmoronado para mí, con decirte que hace un par de días, su padre, que nunca le presta atención a la niña, llegó como siempre cansado del trabajo, y en vez de conectarse al televisor cómo normalmente suele hacerlo, se puso a bailar con ella ni más ni menos que ese tema horrendo del “Yo nunca vi televisión”, además, como si fuese poco y sin ningún pudor, se sacó un calcetín ¡¡con rombos!! y se puso a imitar a ese hediondo calcetín tipo superhéroe que sale en el programa...no doy más, necesito algún tipo de terapia, he pasado al triste plano de títere de segunda categoría, estoy siendo discriminado”.

Nadie sabe a donde irá a parar todo esto, para algunos, 31 minutos se ha transformado en una suerte de movimiento liberador, un movimiento que ha devuelto una parte significativa de la dignidad que juegos simples y tradicionales como los títeres antiguamente tenían. Otros, preocupados de la industria televisiva, ven con cierta preocupación que precisamente desde ella, esté surgiendo el germen que amenaza destruir la lucrativa industria publicitaria que tiene en los niños y las niñas, sus principales sujetos de consumo.

Como sea, existe incredulidad, especialmente en los propios niños y niñas, quienes comparten asombrados esta complicidad creciente entre ellos y sus padres, teniendo como objeto a estos trapos parlantes que no se sabe bien como, han logrado iniciar una pequeña y divertida revolución.

Publicada el martes 9 de septiembre de 2003