La frenética Navidad de 31 Minutos  (Las Últimas Noticias)

La frenética Navidad de "31 Minutos"

Juan Morales

El éxito del destartalado noticiero infantil no obnubila a Pedro Peirano y Álvaro Díaz, sus creadores. Ni los pijamas y/o calzoncillos con el logo "31" que venden en las tiendas, ni los monos pirateados que están en las calles. En estos días previos a las fiestas, trabajan como locos en la segunda temporada, que ya tiene cuatro capítulos terminados y que este miércoles presentará un especial navideño como apronte. Para los regalones.

A simple vista, Álvaro Díaz y Pedro Peirano no podrían pasar como directores o jefes de ninguna cosa en ninguna parte del planeta. El primero, un rubio grandote como Olafo el vikingo, transita con un traje de baño largo del tipo rapero-que -pide -monedas-en-Cartagena-para-un-melón-con-vino; guayabera obligatoriamente ajustada por una persistente panza, y san-dalias. Luce una barba rala y desordenada de semanas. El segundo, de mediana estatura, parece un promedio anónimo de lo que se ve en el Paseo Ahumada: jeans y camisa clara fuera del pantalón, mirada serena, semi cabizbaja, muy quitado de bulla.

Sin embargo, cuando esta dupla pide algo, el mundo pareciera detenerse en Aplaplac, la productora que da vida a "31 Minutos". "Necesitamos poner a Bodoque aquí y acá", alerta Álvaro. Los que trabajan en el lugar, jóvenes to- dos ellos, acatan con celeridad. "Hay que leer este guión", ad- vierte Pedro. "Correcto", le responden. Son tipos res- petados, no por el miedo que inspira un sargento primero sobre sus soldados rasos, sino porque se saben talentosos, el resto sabe que lo son, ellos saben que ellos saben, y así hasta el infinito.

Luego, se trabaja a toda máquina y la factoría marcha sobre ruedas. Al punto que la segunda temporada del noticiero más destartalado y gracioso de la televisión chilena, que comenzará en marzo, ya tiene su cuarto capítulo terminado. Sin embargo, a modo de apron-te, se encuentra listo un especial de Navidad -que TVN estrenará este miér-coles a las 20 horas y repetirá en los días que siguen-, del cual ya se escucha en las radios el villancico "Calurosa Navidad".

Álvaro Díaz, en un arranque más de obsesión, ordena poner la canción por enésima vez. La escucha como si fuera la primera. Los personajes, en un coro de insufrible letargo y sopor, dicen que comen sandía en la piscina y que están que se derriten porque es Navidad. Tampoco se lanzan bolas de nieve, sino bombas de agua, y cuando prenden los noticieros sólo se ven incendios forestales. "Porque es Navidad...".

El productor y los que están alrededor ríen nue-vamente. Díaz no alcanza a hacerlo, apenas sonríe. "Aprobado. Mándala a las radios, no más", sentencia.

"Tal vez ya no necesitamos impresionar con algo des-conocido. Para esta segunda temporada que se viene me imagino que tendremos un público fiel", augura Díaz.

Peirano se agarra el mentón con la mano y asiente: "Básicamente será más de lo mismo, pero con las tranformaciones que exige el desarrollo de un programa como éste. Los guiones son más complejos porque mejoramos el arte de los títeres y porque los personajes han crecido. Ya no todo gira en torno a Tulio Triviño".

"Ya no son solamente los títeres, esto se ha trans-formado en una comedia de personajes", interrumpe Díaz. "La gente ahora se identificará con la relación de los personajes. Es lo que esperamos por lo menos", agrega.

La temporada 2004 contempla 18 capítulos, uno de recopilación, más este especial de Navidad, del cual Peirano prefiere referirse como el primero de la nueva etapa que se viene. Habrá un nuevo ranking con, a lo menos, nueve canciones inéditas, descontando la jocosa "Calurosa Navidad". Aún no está claro si seguirán apareciendo los fines de semana por la mañana, porque explican que TVN está muy entusiasmado en llevarlos los vienes en horario prime. Es parte del precio del éxito.

"Siempre existirá un interés del canal por sacarles el jugo a las cosas que resultan bien. Como que en Rojo, fama contrafama les hagan homenajes a los monos, y que en el matinal se bailen las canciones. La tele tiene leyes que son clásicas. Ahora el programa lo están dando los viernes por la noche, por lo que tiene que ser mejor y más rentable que lo que estén dando en otro lado. El día que la gente se aburra viendo 31 Minutos, no vamos a salir más. Así de simple", dice Díaz.

El sartén por el mango

"¿Premio...? ¿Cuál premio?"

"Oye sí, ¿cuál premio?", insiste Díaz. "El de TV Grama", le responde Peirano. "Verdad. ¿Y quién va a ir a buscar ese premio?", repre-gunta Díaz al aire.

En el patio de Aplaplac, de entre un grupo de jóvenes que capea el calor, se asoma la voz de un grueso ser: "Yo".

"Ya, anda tú guatón", lo anima Díaz. "Pero me dejo el premio para mí", contesta. "No, no, no. El premio se queda acá y lo sumamos al resto", increpa Díaz, aunque más en broma que en serio.

El éxito y el dinero no siempre caminan por el mismo sendero. Peirano y Díaz, crea- dores de programas tan notables como "Factor humano", "Plan Zeta", y "Sangre, sudor y lágrimas" (de PSN), lo saben quizás más que nadie en la televisión chilena. Recién ahora co- mienzan a hacerse una idea de lo que es tener dinero a raudales. Pero dicen no volverse locos.

"La tele nunca fue un negocio para nosotros en general, sino un medio para trabajar en lo que queríamos. Ahora tenemos éxito, pero el interés es el mismo, hacer cosas audiovisuales que nos satisfagan", explica Peirano.

"Este éxito te instala en una posición distinta", agrega Díaz. "Pero nuestra idea es reinvertir el dinero ganado en nuestro trabajo. En hacer un buen trabajo. Sólo eso te permite tener el sartén por el mango. Así puedes proponer, financiar o tener mejores socios", añade.

Pedro y Álvaro están sentados a sus anchas en una sala que antes no tenían. Hace cosa de un mes, a Aplaplac la trasladaron desde unos desordenados talleres que parecían piezas de internado de niños-proble-ma, a una amplia casona de Providencia ubicada en una calle de curioso nombre: Tranquila. A Díaz le cuesta refrenar su ge- nuino orgullo: "Son palabras mayores, poh, negrito. Tenís que decir que ahora estamos en unas oficinas a todo trapo, ¿ah? Y que te trajimos café en grano, y no del otro, ¿ah?".

-¿No temen que el programa se desvirtúe por tanto mono que se vende en las calles, por los pijamas y calzoncillos de "31 Minutos", álbumes, DVDs, discos com-pactos, etc?

-Algunas cosas del merchandising son nuestras y otras son pirateadas. A algunas les damos el visto bueno y a otras que no nos gustan, no, pero no estamos muy metidos en ese tema. Nosotros hacemos el programa y punto-, dice Peirano, quien tiene cerca un Bodoque gigante con una luma de guardia de seguridad en la mano, la última generación de monos "31 Minutos" y que estará a la venta para esta Navidad.

Sin profundizar mucho en el tema, la dupla admite que desde que se produjo la explosión del programa, han llegado ofertas de publicidad que Díaz se limita a definir de "increíbles", tanto por lo millonarias como lo insólitas. Sin embargo, no han perdido la perspectiva de las cosas.

"Queremos hacerle entender al público que una cosa es tener el peluche en la casa y otra, ver el programa. Pero efectivamente, la cuestión está de moda y es una oportunidad que la estamos aprovechando. No voy a hacerme el tonto con este éxito para no hacer poleras", cuenta Díaz.

"Porque o si no, otro las va a hacer", agrega su partner. "Tienes que aprovechar lo que tú inventaste. Lo que nos preocupa es el control sobre la media hora de programa que tenemos que hacer y que no se desvirtúe por ser más conocida o más exitosa".

"Y si eso nos significa mejorar nuestras condi-ciones de trabajo y per-sonales, hay que sacarle provecho", comenta Díaz. "Siempre que no nos agredan y que nos permitan hacer un buen programa", aclara.

El 2004 será un año clave para Aplaplac. No sólo porque podría ser el de la consolidación definitiva de un programa que puede llegar a ser mítico y eterno para una generación, sino porque se concretaría un viejo anhelo de ambos: hacer una película.

"Tenemos la historia, sólo hay que concretarla en un buen guión. Falta mucho para eso porque estamos de lleno en la segunda temporada, pero la idea es sacar un poco a los monos del estudio. Usaremos un formato más o menos clásico en términos cinematográficos. La idea es darle más cuerpo y espacio a los personajes. Terminando esta temporada, transformaríamos la productora de televisión en una de cine", explica Díaz.

Finalizada la entrevista, la seguridad en las palabras de Díaz y Peirano toma un breve respiro. Se juntan en el patio con sus subalternos, que más bien son sus compañeros y amigos. Entonces Álvaro y Pedro ya no son jefes, no son directores de respeto, son un rapero y un hombre promedio que hacen bromas. Son, quiénes si no, Bodoque y Tulio.