CRISTIAN AREVALO I.
Apoyado por una enorme maquinaria publicitaria el segundo disco del programa 31 Minutos no cesa de explotar la mina de oro en que sus admiradores han convertido todo lo relacionado con ese espacio. 31 Canciones y una Canción de Guaripolo está concebido como la prolongación del primer álbum, ya que se pueden encontrar temas calcados a los ya conocidos, como La Sra. Interesante (Mi Muñeca Me Habló). El gancho de la franquicia de la productora Aplaplac radica en que atrae a grandes y chicos, objetivo garantizado en temas como Rin Raja (conocida pillería de tocar timbres y salir cor riendo), Nunca Me He Sacado un Siete (traumática experiencia de muchos escolares) o Papá, Te Quiero (dedicada a todos aquellos progenitores que sufren en carne propia el consumismo de sus pequeños). Si lo que usted busca es repetir la experiencia del primer disco, aquí están temas como Yo Nunca Vi Televisión (en clave tropical con La Sonora de Tommy Rey), el segundo sencillo Doggy Style (otro tema radial) y Objeción Denegada (canción que esconde una burla al chabacano estilo del cantan te El General). En términos de estilo este álbum se nutre de la misma mezcla que su predecesor: funk, teclados y efectos electrónicos ingenuos, que privilegian estribillos divertidos y pegajosos. Los más fanáticos del espacio echarán de menos a personajes como el histriónico Freddy Turbina, reemplazado sin mayores explicaciones por Guaripolo, un muñeco que, más bien, parece sacado de algún episodio de Plaza Sésamo. Lo que no es ninguna casualidad.