Un noticiero de juguete (Los Andes)

Un noticiero de juguete

Walter Gazzo wgazzo@losandes.com.ar

“31 minutos” es un programa infantil que se puede ver por Nickelodeon, todos los viernes, a las 20.30. El formato es simple: un noticiero hecho con marionetas y muñecos al mejor estilo “Muppets”, con temas de mucha actualidad y con alto contenido para los más pequeños. Está hecho íntegramente en Chile y desde hace tres años, es todo un suceso en el país trasandino, donde se ve por Televisión Nacional. Desde el año pasado, el programa se puede ver en toda América Latina y el suceso se está extendiendo de a poco. Han ganado todos los premios que existen en Chile y también han sido nominados a los prestigiosos premios EMI, de la televisión mundial.

En el lugar

En pleno barrio de Providencia se encuentra la calle Tranquila. Dos cuadras que reafirman el nombre en medio de un mundo lleno de bocinas. Una enorme casa blanca es la sede central de Aplaplac, la productora que crece día a día de la mano de los muñecos. Allí, Alvaro Díaz -uno de los dueños de la productora y creador del programa- recibe a Los Andes con sorpresa y alegría: “Son el primer medio extranjero que llega para hablar con nosotros. Eso nos pone contentos y nerviosos, porque significa que el programa se está viendo en otras partes” expresa con una gran sonrisa.

-¿Cómo nace esta idea?

-Somos una productora dirigida por dos directores. Hemos hecho algunas cosas en los canales chilenos, como documentales. Pero nunca incursionamos en la televisión infantil. Nuestros productos siempre tuvieron buena crítica y eso nos animó a llegar a este programa. Apareció un concurso de programas para chicos en Televisión Nacional y como teníamos un proyecto empezamos a trabajar. Nada de lo que armamos nos gustaba y un día antes de presentarnos, decidimos hacer este noticiero con títeres. Ganamos el concurso y ahí empezamos a convocar gente, muy parecida a nosotros, autodidactas. En Chile, la televisión infantil tenía muy poco contenido y nuestro programa surtió efecto porque le hablamos a los chicos desde nuestra óptica de mayores de 30 años. El noticiero fue creciendo gracias a las historias que van desarrollando sus personajes, que toman vuelo y vida propia.

-¿Cómo fue el arranque?

-La primera temporada fue algo inusitado para Chile. Se vendieron más de 140 mil discos con las canciones del programa; el merchandising se agotó; fue una gran explosión. Nuestra productora era una habitación y de manera forzosa tuvimos que agrandarnos.

-No es sencillo trabajar para niños.

-Nosotros no tomamos mucha conciencia de esto. Nos basamos mucho en Plaza Sésamo y el Show de los Muppets. Si bien algunos creen que nos parecemos a esos programas por los títeres, nosotros vemos que estamos más cerca de ellos por la ideología. Esos programas tenían muy claro que los niños son personas y que piensan como tal, que son tremendamente curiosas, con grandes inquietudes, que son mucho más libres y más receptivos sin grandes explicaciones. El disco de 31 minutos está hecho con grandes músicos del rock chileno y no tienen parecidos a los discos infantiles tradicionales. Sorpresivamente, los chicos se terminan haciendo fanáticos del programa.

-Ahora van por la tercera temporada del programa. ¿Qué tipo de presiones o desafíos tienen?

-La primera temporada fue muy exitosa, inédita para la televisión chilena. Eso hizo que la presión fuese grande y en la segunda temporada todo bajó, como todas las modas. No fue un bajón tan grande, pero se notó. Tratamos de soportar esa depresión y en esta nueva temporada ya estamos más instalados como clásicos, sin presiones ni necesidades de demostrar nada. Hemos nivelado moda e interés.

-Imagino que deben tener un equipo de profesionales especialistas en temas infantiles…

-Nada de eso.

-Pregunto esto, porque un programa trató sobre la llegada del fin del mundo que no es un tema menor, especialmente para los niños…

-Hay un dicho en Chile que dice “muchas manos matan la guagua”. Nosotros apostamos todo a nuestro sentido común. Somos padres, fuimos chicos y en eso basamos nuestro poderío creativo. El programa es un noticiero que le permite a los personajes mostrarse y mostrar cosas y hechos, pero siempre al final hay una conclusión, generalmente feliz. En un programa, decidimos tratar la problemática laboral y la globalización y se mostraba como se echaba gente que trabajaba en el noticiero, que estaban en la producción, pero al final y gracias a un llamado telefónico todos volvían a mantener sus trabajos y estaban felices. Ahí se terminó la historia y empezamos a trabajar en otra para partir de cero nuevamente.

-También hablan del medio ambiente.

-Eso nos lo propuso el gobierno de Chile pero nosotros le dejamos bien claro que no íbamos a hacer una campaña gubernamental ni íbamos a decir lo que ellos querían. Todo lo que saldría en el programa era desde nuestro punto de vista. Lo aceptaron y vieron que no estaba para nada mal. Ahí nació el personaje de Juan Carlos Bodoque, un conejo que tiene que ir a hacer esas notas y se vive quejando de todo, porque le parece muy aburrido. Al final, termina descubriendo cosas muy interesantes, como les sucede a todos los chicos. En el programa un ve conductas que se reconocen en todos los seres humanos. Ahora estamos en una campaña contra el jugo en polvo, explicando que es un producto químico que hace mal, pero que tiene relación con otros temas muy cercanos a los más grandes…

-¿Cómo fue la negociación con Nickelodeon?

-Ellos se interesaron al final del primer año del programa. Es gente que compra muchas cosas porque tienen muchas horas de programación y les interesó que fuera algo para América Latina hecho desde un país como Chile. Es un paso muy importante para nosotros, porque ya estamos empezando a recibir mensajes de muchos países y eso nos alegra. Ahora ya nos compraron todas las temporadas.

-Son una productora joven…

-Por ahora, “31 minutos” nos absorbe todo. Ya tenemos listo el guión de la película y tratamos de hacer algunos documentales sobre otros temas. Lo que tenemos muy claro es que no queremos hacer ni realitys ni programas de concursos, porque son cosas que nos sabemos ni queremos hacer. Otra cosa que nos tienta es el cine y también el mundo editorial. Por lo pronto, ya tenemos algunos libros editados.

-¿Han tenido alguna relación con productoras de Argentina?

-Si, con 4 Cabezas. Con ellos estuvimos hablando porque querían comprarnos el programa pero nosotros queremos que siga teniendo esa impronta chilena, que lo hace tan característico. Ese perfil no lo queremos cambiar. El Chavo es mexicano, no cambió el perfil y es un éxito total en toda América. Nadie se imagina a El Chavo en una vecindad de Buenos Aires o de Río de Janeiro. Por eso, decidimos que el programa se vende completo, no la idea.

-¿Cómo nacen los personajes?

-Los personajes principales los inventamos nosotros y también los manipulamos. Otros van apareciendo por necesidad de los guiones. Te doy un ejemplo: un día, un hombre de la limpieza del canal armó un muñeco con un globo y una sopapa. Vino y nos dijo en broma: ‘este es Sopapiglobo'. Cuando estábamos grabando nos dimos cuenta que en el cuadro faltaba algo y llamamos al hombre para que pusiera el ‘Sopapiglobo' en ese lugar. Ahora, el personaje tiene un papel específico y nació de una manera totalmente impensada.

-¿No trabajan titiriteros?

-No, porque ellos tienen una idea muy diferente de lo que nosotros hacemos. Por eso, preferimos hacer todo nosotros, desde la creación del muñeco hasta darle vida.

Los personajes principales

Como crítico de espectáculos, Policarpo Avendaño es especialista en arte, cine, caza, numismática, alterofilia y juegos de salón. Desde que empezó a trabajar en televisión, nunca ha faltado y nunca ha tomado vacaciones. También será el único jurado del evento musical más importante del año: Los Policarpo Top top top Awards.

Calcetín con Rombos Man en uno de los superhéroes mejor evaluados en la última encuesta de superheroísmo. Pero así es la cosa en este mundo de los superhéroes: el fue vencido sólo por Zoquete Musculoso, uno de sus profesores en la Escuela Superior de Superheroísmo. Todo un personaje para admirar.

Su nombre verdadero es Juan Carlos de Bodoque y Bodoque, pero lo acortó para que fuera mejor recordado por el público. Al contrario del autodidacta Tulio, Bodoque estudió periodismo. Sus denuncias le han ganado muchos enemigos y un creciente grupo de admiradoras, pero él se mantiene impasible ante el éxito.

Tulio Triviño es el conductor del noticiero. A temprana edad, Triviño conoce al que será su gran amigo, el conejo Juan Carlos Bodoque. Su interés por el periodismo nace cuando instalan el primer kiosco de diarios en Titirilquén, su ciudad natal. Hoy, no se considera un “rostro” de la televisión. “Soy más bien una cara”, dice.