Ratoncitos (mus.cl)

31 Minutos

Ratoncitos

(2005, Aplaplac / La Oreja)

Iñigo Díaz

Hubo un tiempo en que hasta los chocopanderos y los malabaristas fueron postergados de las esquinas por el libre mercado. En su lugar había venta de micrófonos. O mejor dicho de "micófonos", porque éste se llamaba "Mico, el micófono", y en su señal de procedencia estaba el logo corporativo del noticiero más desquiciado de la televisión chilena. ¡Ay! del padre que no fuera capaz de encontrar uno, pues había más niños enfervorizados con 31 Minutos que "micófonos" disponibles para ellos.

Afortunadamente los niños crecen rápido y también aprenden lecciones duras. Evolucionan en dinámicas actuales de donde lo que ayer existía ahora no existe. Entonces los mismos que en 2003 fueron pequeños fanáticos obsesos del simio Tulio Triviño y del conejo Juan Carlos Bodoque hoy están renovados, a la siga de los beats de Pulentos.

Para el recuerdo de su primer acercamiento con la música popular por su propia voluntad y no la de sus padres, quedó éste disco, Ratoncitos, el tercero en tres años de 31 Minutos. Probablemente sea el último de la serie por ahora, porque la explosión del proyecto ideado desde la productora Aplaplac ha sido reemplazado por el de Pulentos con la productora del actor-empresario Vasco Moulian, y ni siquiera está al aire con material nuevo. El disco, en todo caso, sigue siendo tan delirante como sus predecesores, aunque denota cierto desgaste de ideas. Puede ser un álbum doble de música de avanzada para niños, con cantantes que cantan pésimo, con lecturas dobles para adultos y con el experimento de integración de una estrella del pop como Buddy Richard en duetos vocales con un mono llamado Guaripolo. Todo eso va como experiencia inusual de creatividad, pero Ratoncitos carece del recto al mentón que propinó 31 Minutos (2003, La Oreja), con cinco éxitos insuperables: "Bailan sin César", "Lala", "Mi muñeca me habló", "Señora, devuélvame la pelota o si no no sé qué haré" y "Mi equilibrio espiritual".

En esa última canción todo sonaba como lo hubiera hecho Chancho en Piedra en vivo, y no está desubicada porque también aquí, en Ratoncitos, está la mano de Pablo Ilabaca como compositor de esta serie de canciones infantiles. En algunas, el equipo de autores parece haber tomado la pie de la letra aquello de que lo niños pierden la concentración en lapsos breves: hay canciones que duran 47 segundos ("Pic nic"), 30 segundos ("Banquete de las moscas") y 19 segundos ("Mangueratón"). Hay otras que, por muy divertidas que sean para ellos, los padres terminarán odiando: el trío de ratoncitos que canta con voces enervantes la propia "Ratoncitos", o la majadera insistencia de "Guácala", palabra repetida más de 30 veces.

En este disco aparecen nuevos artistas desde la bodega para atacar el repertorio: Milton Ludovico, Gary González, Bruja González, Presidente Oso, Carlitos Lechuga, Cucho Lambretta. Sólo extrañamos a uno de los mejores personajes del noticiero. El micrófono que hacía esas maravillosas encuestas en las calles de Santiago, Mico el micófono, el que también fue grito y plata en las esquinas.