Esencial (uptoeleven.blogspot.com)

Esencial

31 Minutos

Ultimamente están de moda los soundtracks para series de televisión. Por ahí circulan las exitosas recopilaciones de The O.C. o The L Word. En Latinoamérica esto se antoja imposible dado el estado deplorable de la televisión. Nuestro equivalente es Rebelde, y ese nombre no debe mencionarse en este blog.

Pero del otro lado del planeta hay un fenómeno que poco a poco se apodera del mercado hispano. Chile, después de años de represión mediática, utiliza la infraestructura que dejó la dictadura para producir cerca del 70% de su programación nacional, medida que a otros países como Canada o Suecia les ha traído resultados benéficos, económica y socialmente.

Uno de los proyectos apoyados por estos nuevas instituciones es 31 Minutos, noticiario conducido por títeres totalmente en la vena de los Muppets de Jim Henson. Como el Güiri-Güiri en su época, 31 Minutos aprovecha un estilo irreverente y poco presupuesto para hacer un humor ácido, que puede ser por igual lo más estúpido y lo más genial. Mi segmento favorito: la eterna batalla entre los escuadrones hechos de latas con ojos y boca, los salsacios contra los conservios.

Dentro del noticiario, el reportero estrella Policarpo Avendaño presenta su billboard musical, llamado el Top Top Top Top Top Top Top. Con ayuda de unos cuantos rockeros sudamericanos, cada programa presenta un ranking de canciones chuscas que recuerdan los años más freaks de los They Might be Giants o los Violent Femmes. Ya en la tercera temporada (ahora coproducida por Nickelodeon), 31 Minutos ha logrado acumular un buen número de canciones de este Top Top y lanzado tres discos recopilatorios que son francamente para doblarse de risa y para rockear, porqué no.


En otros países donde se transmite el programa el éxito es tan grande que las estaciones de radio tocan las canciones y en las discos y antros la gente (borrachísima, quisiera imaginarme) las corea a todo pulmón. Desde la autista Lala, la siniestra Mi Muñeca Me Habló, el funk aspiracional de Ekilibrio Espiritual (Lo mejor que me ha pasado en la vida fue sacarle las rueditas a mi bicicleta. Ahora alcanzo mayor velocidad y las chicas se derriten cuando me ven pasar. Soy genial, inmortal, ya no existen las rueditas chiquititas), un cover al clásico teatral Si Yo Fuera Rico, el éxito canino, Doggy Style (...nos olemos el trasero, asustamos al gato, mordemos los cojines, nos ponemos zapatos... nuestro estilo es singular, lo llamamos Doggy Style) y el único reggaeton legal, Objeción Denegada (El juez no confiaba en mí, polque hablo como idiota, polque hablo como idiota).

En fin, canciones veloces y efectivas, escritas para un segmento bobo de televisión con muppets cantando. No puede ser mejor.


En México hay otra moda. Banditas chistositas (Veo Muertos, Hello Seahorse) con letras cagaditas, o bandotas dizque chistositas (Moderatto) con fines perversones de dominación mercantil. Pero ninguna de ellas es ni remotamente graciosa. En general el país no es muy exitoso en eso del humor y sólo hace falta ver a Adal Ramones o a Jorge Ortíz de Pinedo para morir de pena ajena.

Los discos y las canciones de 31 Minutos sentan precedentes importantes: la capacidad de la televisión para promover la creatividad con la suficiente visión y estrategia, y la posibilidad de hacer música humorística inteligente e incluso propositiva.

Altamente recomendados para fiestas, reuniones y viajes sudorosos en el Metro. (Pachequez incluída).


ps. 31 Minutos se puede ver en México a través de Once Niños, barra de programación para niños de Canal Once. Todos los miércoles a las 4:30 p.m.